Luis Cernuda
Fue un poeta nacido en Sevilla el 21 de Septiembre de 1902 y muerto en México el 5 de Noviembre del 1963. Formó parte de la conocida Generación del 27.
Su educación fue muy rígida debido al carácter de su padre que era militar de profesión. Después de unos años escribiendo, consigue cierta notoriedad literaria a pesar de su condición homosexual. Por motivos políticos, es decir, por su adhesión a la causa republicana durante la Guerra civil, al acabar ésta se ve obligado a iniciar su exilio norteamericano. Allí, durante cinco años, enseña literatura en un colegio de señoritas, pero después de hacer tres viajes a México, siente el deseo de volver a una tierra donde se habla español en compañía de otros refugiados del exilio republicano y se instala en ese país.
En su juventud ya empieza a escribir libros reivindicativos como Los placeres prohibidos, donde saca a la luz homosexualidad. En la etapa de madurez, escribe Las nubes, uno de los libros más bellos de Cernuda, en el que incluye también poemas sobre la Guerra Civil. Y en su última etapa, ya para siempre en el exilio, escribe Vivir sin estar viviendo, Con las horas contadas y Desolación de la quimera, poesía más dura y pesimista que da a entender sus pocos días de vida y su temor a morir.
No decía palabras
No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Aunque sólo sea una esperanza
porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.
Este poema pertenece al libro Placeres prohibidos en el que se hace una comparación entre la realidad y el deseo.
En este poema se refleja el sentimiento de deseo reprimido que estaba latente en la naturaleza del poeta. La homosexualidad en aquella época era motivo de conflicto, tanto por la carga social que suponía manifestar esos sentimientos, como por la lucha interna que llevaba a sentir que sus deseos eran como una enfermedad incurable que le alejaba de la conducta aprobada por la sociedad.
En el primer verso (“No decía palabras,”) se observa la incapacidad de manifestar sus sentimientos, aunque enseguida pone de manifiesto la presencia inevitable de estos. Cernuda expresa el sufrimiento de esa persona, que ignora que sus sentimientos son naturales, no sabe que de ningún modo están rotos, como “una hoja cuya rama no existe”, rama que afirma la naturaleza de este sentimiento y la unión con todas las demás ramas y hojas que constituyen un árbol.
La angustia que supone esta imposibilidad de aceptar su naturaleza, no puede ser escondida, va creciendo hasta exteriorizarse. Pequeños detalles imperceptibles (“un roce al paso”, “una mirada fugaz”) en otra naturaleza son el detonante de esta angustia contenida, del deseo reprimido.
SERGI MEDINA GARCÍA
Excelente comentario.
ResponderEliminarEn los datos sobre Cernuda había alguna imprecisión que he revisado.
¡Buen trabajo!