La leyenda de Espartaco

Espartaco con su ejército (fotograma de la película)

Espartaco era un esclavo rebelde que quería terminar con la opresión de los romanos a los esclavos y gladiadores.

La revuelta empezó en Capua, encabezada por Espartaco, un excelente gladiador tracio, y su amigo Crixio el galo, que escaparon de la escuela de gladiadores a la que pertenecían junto con varias docenas de otros esclavos. Espartaco había sido vendido como esclavo para luchar como gladiador en la arena romana. No se sabe cómo llego a ser esclavo, si fue capturado mientras luchaba con los griegos o si había sido un soldado romano desertor, hecho que explicaría por qué conocía tan bien las tácticas y el armamento romano.

Los esclavos que se habían escapado con ellos caminaron hacia el Monte Vesubio, y establecieron un campamento escondido en una de sus empinadas colinas. Al enterarse de este principio de revuelta, muchos esclavos y hombres libres, cansados de la opresión romana, se unieron al ejército de Espartaco, formando un ejército de unos 70.000 hombres. El senado romano, menospreciando esta revuelta, envió tan sólo 3000 soldados romanos para destruir el campamento y terminar con ella.

Sin embargo, Espartaco les tendió una trampa, les atacó por la retaguardia y los derrotó.

Espartaco se había escapado para poder regresar a su hogar y convertirse en un hombre libre. El tenía pensado huir por el norte hacia los Alpes, para poder llegar a su tierra de origen, pero Crixo convenció a Espartaco de volver al sur y saquear las fincas romanas para quedarse con sus bienes y de paso demostrar el poder de los esclavos.

Más tarde, Roma, tomando más en serio el ejército revolucionario, envió tres de sus ejércitos para terminar con los esclavos. Crixo, liderando a uno de los ejércitos de esclavos, fue derrotado y asesinado por los romanos. Sin embargo, los otros dos ejércitos romanos fueron derrotados por Espartaco y sus hombres. Espartaco, decidió no hacer prisioneros y asesinó a todos los presos romanos. Después de esta batalla, tomó la determinación de volver a ir hacia el norte, amenazando ya a la mismísima Roma.

Después de derrotar a dos veteranos ejércitos romanos cerca de Roma, pensó que era mejor ir hacia el sur, y acamparon en Raghium. Allí pagó una gran suma de dinero a los piratas cilicios para que transportaran su ejército, incluyendo mujeres y niños, fuera de Italia. Sin embargo, los piratas traicionaron a Espartaco y se marcharon con el dinero, dejando a Espartaco en la estacada. Había gente que creía que el consulado había pagado a los piratas para que traicionaran a los rebeldes.

Marco Craso, uno de los más ricos romanos, fue el encargado de liderar el Senado para destruir de una vez por todas el ejército de Espartaco. Sus tropas avanzaron hacia el sur, rodeando a los rebeldes, que habían construido una fortificación a la espera de los ejércitos romanos.

Aunque los rebeldes se defendieron lo indecible, eran muy inferiores en armamento y número, por no hablar de la disciplina, y fueron derrotados por Craso. Cuentan que Espartaco murió en batalla, pero que su cuerpo nunca fue encontrado. Craso, enfadado por no poder hallar el cuerpo de Espartaco, crucificó a los 6000 prisioneros que quedaron tras la batalla a lo largo de la Vía Appia que une Capua, la ciudad donde empezó la rebelión, con Roma.

Otros 5000 supervivientes huyeron hacia el norte, pero fueron derrotados por Pompeyo, que había vuelto de España para terminar con la revuelta de esclavos.

Así fue como terminó la rebelión de los esclavos en busca de un futuro mejor.