Ritual sangriento de vampiros civilizados.

Se dice que los vampiros existen y que conviven entre nosotros. No son vampiros como los de los cuentos, de esos que chupan la sangre de las mujeres guapas, que tienen colmillos y que se convierten en murciégalos. Sino que son unos vampiros singulares que pasan inadvertidos entre nosotros, los humanos. Se alimentan de sangre de animales y tienen una apariencia tan normal como cualquier persona.

Pero estas singulares criaturas tienen algo de particular, algo tan bonito como una belleza inmensa e inmortalidad por los siglos de los siglos. No envejecen, y viven solos o en grupos muy reducidos, a menudo en las ciudades, con empleos corrientes y una vida normal; aunque también los hay que habitan en los bosques, al margen de toda civilización.

Son unas criaturas muy inocentes, pero se dice que la noche del 31 de abril son presos de una maldición y pierden toda conciencia. A media noche se reúnen todos en la selva del Amazonas con un humano de rehén. Allí lo matan y reparten su sangre entre todos, pasan una noche de descontrol y al día siguiente vuelven a las ciudades.

Se dice que un grupo de jóvenes descubrió toda la verdad respecto a estos vampiros, y que con mucho coraje y valentía se fueron al Amazonas para ver aquel magnífico festival, lleno de magia y de una belleza descomunal. Pero la curiosidad no es buena para nada, ya que estos jóvenes nunca más volvieron. No se sabe nada de ellos desde entonces y nadie conoce que les pasó entre aquellas selvas negras. Quizás fueron los vampiros, pero también puede ser que hubiesen sido las panteras que habitan allí.