viernes, 4 de junio de 2010

Jorge Guillén

Jorge Guillén (Valladolid, 1893 - Málaga, 1984) fue un poeta español perteneciente a la Generación del 27,. Su lírica ofrece una visión positiva del mundo y es paradigma de la denominada "poesía pura".
En 1917 sucedió a Pedro Salinas como lector de español en la Sorbona, puesto en el que permaneció hasta 1923.
Posteriormente fue catedrático de literatura en las universidades de Murcia y Sevilla, y entre 1929 y 1931 ejerció como lector en Oxford.
Exiliado en Estados Unidos (1938), trabajó como profesor en el Wellesley College.
Una vez jubilado, residió en Italia antes de instalarse en Málaga tras la muerte de Franco.
Su poesía se edita en la Revista de Occidente desde 1919 hasta 1928; en este último año aparece con el título de Cántico, considerado a menudo como el libro cumbre de su generación.
En una segunda etapa, en la que se reflejan diversos conflictos políticos, publica las tres partes de Clamor, tituladas Maremagnum (1957), Que van a dar en la mar (1960) y A la altura de las circunstancias (1963).
Son temas recurrentes en su obra la nostalgia del pasado, el paso del tiempo y la reflexión sobre la vejez.
Más adelante, con Homenaje (1967), retorna al enfoque de su primera etapa.
Sus últimas obras son Y otros poemas (1973) y Final (1982).
El subtítulo de esta obra, Fe de vida, ofrece una idea exacta de su concepción poética, caracterizada por la actitud apasionada ante el maravilloso espectáculo de la existencia.
El entusiasmo de Guillén se expresa de una manera estructurada y clasicista, rigurosa en la expresión intelectual, lo que ha llevado a relacionarlo con Paul Valéry a pesar de que su radical optimismo contrasta con el enfoque negativo del autor francés.
La armonía del universo y la afirmación vital del hombre que lo contempla y celebra hasta en sus aspectos más vulgares es el principio esencial del poeta, que se muestra ajeno a toda imperfección.

Mientras el aire es nuestro

Respiro,
y el aire en mis pulmones
ya es saber, ya es amor, ya es alegría,
alegría entrañada
que no se me revela
sino como un apego
jamás interrumpido
-de tan elemental-
a la gran suceción de los instantes
en que voy respirando,
abrazándome a un poco
de la aireada claridad enorme.

Vivir, vivir, raptar -de vida a ritmo-
todo este mundo que me exhibe el aire,
ese -Dios sabe cómo- preexistente
más allá
que a la meseta de los tiempos alza
sus dones para mí porque respiro,
respiro instante a instante,
en contacto acertado
con esta realidad que me sostiene,
me encumbra,
a través de estupendos equilibrios
me supera, me asombra, se me impone.
 
Jorge Guillén


Pau Vicient

1 comentario:

  1. Falta el comentario personal y en el texto hay que seleccionar mejor las fuentes y resumir la información, no hacer corta y pega.
    A ver si lo podemos mejorar.
    Saludos.

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