miércoles, 9 de junio de 2010

Gabriel Celaya

El 18 de marzo del 1911 nació en Hernani (Guipúzcoa) el escritor Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta Cendoya. Presionado por su padre, se radicó en Madrid donde inició sus estudios de Ingeniería y trabajó por un tiempo en la empresa familiar. Conoció allí a los poetas del 27 y a otros intelectuales que lo inclinaron hacia el campo de la literatura, dedicándose desde entonces por entero a la poesía.
En 1947 fundó en San Sebastián, con su inseparable Amparo Gastón, la colección de poesía «Norte». Obtuvo en 1956 el Premio de la Crítica por su libro «De claro en claro», al que siguieron entre otros, «Plural» 1935, «Cantos Íberos» 1955, «Casi en prosa» 1972, «Buenos días, buenas noches» 1976 y «Penúltimos poemas» en 1982. Junto a Eugenio de Nora y Blas de Otero, defiende la idea de una poesía no elitista, al servicio de las mayorías, "para transformar el mundo".
Cuando este modelo de poesía social entró en crisis, Celaya volvió a sus orígenes poéticos. Publicó La linterna sorda y reeditó poemas anteriores a 1936. También ensayó el experimentalismo y la poesía concreta en Campos semánticos (1971).
Entre 1977 y 1980 se publicaron sus Obras Completas en cinco volúmenes.
En 1986 Es galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas por el Ministerio de Cultura. Publica "El mundo abierto".
En definitiva, la obra de Celaya constituye una gran síntesis de casi todas las preocupaciones y estilos de la poesía española del siglo XX.
Falleció el 18 de abril de 1991 en Madrid y sus cenizas fueron esparcidas en su Hernani natal.

De entre sus obras he escogido una que se llama La poesia es una arma cargada de futuro.

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

De este poema hizo una versión musicada el cantautor Paco Ibáñez allá por los años 70. Aquí podeís escucharla en un concierto reciente en Barcelona:



COMENTARIO:

Esta obra refleja lo que el poeta piensa y cree en relación con la poesia en general. Creo que para él la poesia es una forma de transmitir sentimientos y emociones como ninguna otra y una forma de combatir las injusticias. Reivindica una poesia por necesidad, dice que no hay poesia si no hay sentimientos,  y que la poesia creada sin un porqué auténtico, sin un motivo, no tiene valor. Destaca la poesia cono una herramienta que debe estar siempre al servicio del hombre, de todos los hombres, no como un objeto de arte para uno pocos.
Es un claro ejemplo de poesía social de combate, contra las dictaduras, contra la pobreza, contra la opresión, al servicio de los que más la necesitan: los pobres, los presos, los que no tienen voz.
En conclusión, Celaya cree que si hay más poesía -de la buena, de la que tiene mensaje-, habrá más bienestar y felicidad en el mundo, porque la poesía es necesaria para todos.

EFREM DEL VALLE PUERTO

¡Perdón a todos por el retraso!

Y QUE TENGÁIS UN BUEN VERANO

1 comentario:

  1. No está mal, Efrem.
    ¡Por fin! Te he revisado un poco el comentario y he puesto un enlace que no costaba mucho buscar y que ilustra bien el poema, aunque podrían ponerse otros
    Recuerda también indicar las fuentes utilizadas para la introducción, ¿de acuerdo?
    Buen verano

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